Las instituciones sanitarias son responsables de cuidar la salud y el bienestar de las personas, pero también deben protegerse a sí mismas de los riesgos que pueden afectar su funcionamiento y su reputación. Por lo que en este artículo se hablará de las mejores prácticas para la ciberseguridad.
Una guía para que las instituciones sanitarias mejoren su protección
La mejor forma para que las instituciones sanitarias mejoren su protección son tres aspectos clave:
- la seguridad de los datos,
- la prevención de riesgos,
- el cumplimiento legal, y
- la gestión de crisis.
La seguridad de los datos
Es fundamental para garantizar la confidencialidad, la integridad y la disponibilidad de la información que manejan las instituciones sanitarias, tanto de los pacientes como de los profesionales.
En consecuencia, es necesario contar con medidas técnicas, organizativas y legales que eviten el acceso no autorizado, la pérdida, el robo o la alteración de los datos.
Algunas de estas medidas son: el cifrado de los datos, el uso de contraseñas seguras, el respaldo periódico de la información, la actualización constante de los sistemas y, el cumplimiento de la normativa vigente sobre protección de datos.
La prevención de riesgos
Para evitar ser víctimas de ataques cibernéticos. Estos pueden ser: la pérdida de información, el robo de identidad, la extorsión, el sabotaje o el espionaje.
Ahí la relevancia de implementar una serie de medidas que protejan los sistemas y dispositivos conectados a internet. Estos, brevemente, pueden ser:
- Requerir que las contraseñas sean seguras y se cambien con frecuencia.
- Tener prohibido abrir archivos adjuntos de remitentes desconocidos.
- Requerir que los datos confidenciales se encripten y se eliminen de forma segura.
- Definir los pasos a seguir en caso de un ataque de ciberseguridad.
- Capacitar al personal en materia de seguridad de la información y establecer una cultura de seguridad.
- Utilizar software antimalware, firewall y actualizaciones periódicas.
El cumplimiento legal
Para protegerse de posibles sanciones, reclamaciones o demandas. Es necesario conocer y respetar las leyes y normas que regulan el sector sanitario, tanto a nivel nacional como internacional.
Algunas de estas normas son: el código ético y deontológico, los derechos y deberes de los pacientes y los profesionales, las obligaciones fiscales y laborales, las autorizaciones administrativas y sanitarias y las responsabilidades civiles y penales.
La gestión de crisis
Otro aspecto que las instituciones sanitarias deben preparar para protegerse ante situaciones imprevistas o emergencias que puedan afectar su normal funcionamiento o su imagen pública.
Será necesario contar con un plan de contingencia que defina los roles, las responsabilidades, los recursos y las acciones a tomar en caso de una crisis. Algunas de estas acciones son: la comunicación interna y externa, la coordinación con otras entidades o instituciones, la evaluación del impacto y la implementación de medidas correctivas o preventivas.
Últimas recomendaciones
Las instituciones sanitarias pueden mejorar su protección en diferentes ámbitos. Para lograr mejores prácticas para la ciberseguridad, es necesario adoptar buenas medidas que involucren a todos los actores del sistema: desde los gestores y los proveedores hasta los usuarios y los pacientes.
¿Cómo lucen estas buenas prácticas?, de la siguiente forma:
- Sensibilizar y capacitar al personal sanitario sobre la importancia de la ciberseguridad y las medidas de prevención y protección.
- Implementar políticas y protocolos de seguridad que definan las responsabilidades, los roles y los procedimientos en caso de incidentes o emergencias.
- Actualizar y mantener los sistemas y los equipos informáticos con las últimas versiones y parches de seguridad disponibles.
- Utilizar contraseñas seguras y cambiarlas periódicamente, así como evitar el uso compartido o la divulgación de las credenciales de acceso.
- Realizar copias de seguridad periódicas de la información y almacenarlas en lugares seguros y accesibles.
- Proteger las redes inalámbricas con cifrado y autenticación, y evitar conectarse a redes públicas o desconocidas.
- Verificar la identidad y la procedencia de los correos electrónicos, los mensajes o las llamadas que soliciten información o datos personales o sensibles.
- Reportar cualquier sospecha o evidencia de un ataque informático a las autoridades competentes.
La ciberseguridad en salud es un tema clave para garantizar la calidad, la eficiencia y la sostenibilidad del sistema sanitario.
En consecuencia, es fundamental que todos los actores involucrados tomen conciencia y adopten buenas prácticas que contribuyan a prevenir y mitigar los riesgos asociados a las amenazas informáticas.
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