Los incidentes de ciberseguridad son eventos que afectan a la seguridad de la información de una organización, como ataques informáticos, fugas de datos, sabotajes o fraudes. Estos incidentes pueden tener consecuencias negativas para la reputación, la continuidad del negocio y la confianza de los clientes y proveedores.
Para gestionar los incidentes de ciberseguridad en la empresa, es necesario contar con un plan de respuesta que defina los roles y responsabilidades de cada miembro del equipo, los procedimientos a seguir y las herramientas a utilizar. El objetivo es detectar, contener, erradicar, recuperar y aprender de cada incidente, minimizando su impacto y evitando su repetición.
¿Cómo reaccionar ante un incidente de ciberseguridad en la empresa?
Los pasos básicos para gestionar un incidente de ciberseguridad son:
- Identificar el incidente: se trata de detectar y analizar el origen, el alcance y el impacto del incidente, así como las posibles vulnerabilidades explotadas.
- Contener el incidente: se trata de aislar y neutralizar la amenaza, evitando que se propague o cause más daños.
- Erradicar el incidente: se trata de eliminar los rastros y efectos del incidente, restaurando el sistema a su estado normal.
- Recuperar el incidente: se trata de restablecer las operaciones normales de la empresa, aplicando las medidas correctivas necesarias.
- Aprender del incidente: se trata de evaluar el desempeño del equipo, identificar las lecciones aprendidas y mejorar el plan de respuesta a incidentes.
Para gestionar los incidentes de ciberseguridad de forma eficaz, es recomendable seguir algunas buenas prácticas, como:
- Tener una cultura de seguridad en la empresa, concienciando y formando a los empleados sobre los riesgos y las medidas de prevención.
- Contar con herramientas y sistemas de seguridad adecuados, como antivirus, firewall, copias de seguridad o cifrado.
- Establecer canales de comunicación internos y externos para informar y coordinar las acciones durante el incidente.
- Documentar y registrar todas las actividades realizadas durante el incidente, así como las evidencias recogidas.
- Solicitar ayuda externa si es necesario, como expertos en ciberseguridad, autoridades o proveedores.
Gestionar los incidentes de ciberseguridad es una tarea compleja que requiere preparación, rapidez y profesionalidad. Siguiendo estos protocolos y buenas prácticas, se puede minimizar el impacto y mejorar la resiliencia de la empresa ante las amenazas cibernéticas.
Protocolos y buenas prácticas para gestionar los incidentes de ciberseguridad
Uno de los protocolos a los incidentes de ciberseguridad más popular y reconocido por la industria es el modelo NIST que muestra una serie de procesos, requisitos y controles para administrar apropiadamente los posibles riesgos que puedan desestabilizar a la empresa.
Este modelo es un marco de referencia que propone el Instituto Nacional de Estándares y Tecnología (NIST) de Estados Unidos para la gestión de incidentes de ciberseguridad. Este modelo se basa en cinco fases: preparación, detección y análisis, contención, erradicación y recuperación, y lecciones aprendidas.
– Preparación:
Esta fase consiste en establecer las políticas, los procedimientos, los roles y las responsabilidades para la gestión de incidentes, así como los recursos técnicos y humanos necesarios. También implica realizar actividades de prevención, como formación, concienciación, auditorías o pruebas de penetración. La preparación es clave para reducir el riesgo y el impacto de los incidentes.
– Detección y análisis:
La fase de identificar y validar los incidentes mediante el uso de herramientas de monitorización, alerta y análisis. También implica clasificar los incidentes según su severidad, prioridad y tipo, y reportarlos a las partes interesadas. La detección y el análisis son fundamentales para responder rápidamente y minimizar el daño.
– Contención:
El momento de aislar los sistemas o componentes afectados por el incidente para evitar que se propague o se agrave. También implica preservar las evidencias que puedan ser útiles para la investigación o la acción legal. La contención es esencial para controlar la situación y proteger los activos.
– Erradicación:
Es para eliminar las causas y los efectos del incidente, como el malware, las vulnerabilidades o los archivos corruptos. También implica restaurar los sistemas o componentes a su estado normal o seguro. La erradicación es necesaria para eliminar la amenaza y recuperar la funcionalidad.
– Recuperación:
Restablecer las operaciones normales de la organización tras el incidente. También implica verificar que los sistemas o componentes funcionan correctamente y que no hay riesgos residuales. La recuperación es importante para volver a la normalidad y garantizar la continuidad del negocio.
– Lecciones aprendidas
Analizar el incidente y el proceso de gestión para identificar las fortalezas, las debilidades, las oportunidades y las amenazas. Asimismo, implica elaborar un informe con las conclusiones, las recomendaciones y las acciones de mejora. Las lecciones aprendidas son imprescindibles para mejorar la capacidad de respuesta y prevenir futuros incidentes.
El modelo NIST es un método probado y efectivo para la gestión de los incidentes de ciberseguridad que puede adaptarse a las necesidades y características de cada organización. Siguiendo este modelo, se puede mejorar la seguridad, la resiliencia y la confianza de la organización frente a las ciberamenazas.
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