Las brechas digitales pueden tomarse como las posibilidades de acceso a internet, pero tienen muchísimas aristas: disponibilidad, asequibilidad, calidad del servicio, relevancia, seguridad, la interconectividad, la competencia digital y el acceso a los equipos.
Según Internet Society, citando la Comisión de la Banda Ancha para el Desarrollo Sostenible de la ONU explica que: 3.600 millones de personas no tienen ningún tipo de acceso a Internet. Esto significa que hay unos 4.100 millones de personas conectadas, cerca del 53,6 % de la población mundial.
La desigualdad social agranda la brecha
Sucede que las consecuencias de las brechas digitales no son simplemente la imposibilidad de acceder a internet; va más allá, debido a que la globalización ha hecho de la tecnología una herramienta casi imprescindible para todo. Por lo tanto, las consecuencias son más graves, afectando:
- Oportunidades económicas: la falta de internet influye no sólo a personas, sino a empresas completas que, debido a la ausencia de un internet de buena calidad, reducen las oportunidades económicas y competitivas en la economía digital.
- Oportunidades educativas: muchas instituciones educativas, desde básicas hasta universitarias, se han movido a las nuevas tecnologías para dar facilidad de estudio, pero ante la imposibilidad de acceso, se vuelve muy pequeña la posibilidad de aprendizaje para un gran número de menores y adultos.
- Acceso a la información y atención médica: los recursos y medios de información cada vez tienen mayor lugar en las redes y sitios web. Quedar excluido de esta ventaja es privar el derecho a información y de muchos recursos de salud indispensables para la sociedad.
Además, debe considerarse que las consecuencias de las brechas digitales son más profundas, por lo que se debe buscar las formas de cerrarlas para que toda la población pueda tener las mismas posibilidades.
Por ejemplo, la incomunicación de los habitantes de áreas rurales o remotas que no tienen acceso a Internet ni a las TIC limita al acceso a conocimientos y oportunidades en el ámbito educativo, laboral y social para las personas que no saben usar las TIC o que no pueden permitírselas.
A su vez, las brechas digitales aumentan las desigualdades sociales entre países, regiones y grupos poblacionales por razones económicas, geográficas, de género o edad.
Sin olvidar el riesgo de exclusión digital para las personas que no se adaptan a los cambios tecnológicos o que sufren discriminación por su nivel de alfabetización digital.
Algunas soluciones para reducir las consecuencias de las brechas digitales serían:
- Invertir en infraestructuras que permitan ampliar el acceso y la calidad de Internet y las TIC en todas las zonas y regiones, especialmente las más desfavorecidas o remotas.
- Fomentar la educación digital para desarrollar las competencias y habilidades necesarias para usar las TIC de forma eficaz y segura. Esto implica ofrecer programas formativos para personas sin recursos, mayores o con dificultades de aprendizaje.
- Facilitar el acceso a la tecnología mediante la reducción de los costos de los dispositivos y servicios digitales, el apoyo a las iniciativas sociales que los proporcionan o el fomento del uso compartido o solidario de los mismos.
- Promover la colaboración entre los sectores público y privado, las ONG, el mundo académico y la sociedad civil para impulsar políticas e iniciativas de inclusión digital que beneficien a todos los grupos poblacionales.
Academic Software es una plataforma que trabaja en reducir la brecha digital. La Vanguardia explicó que su enfoque es «empoderar a los usuarios en sus tareas diarias, liberando al profesorado y los servicios TIC de la carga que supone instalar el software necesario. Los usuarios aprenden a instalar los programas en cualquier dispositivo desde la propia plataforma, siguiendo las instrucciones paso a paso».
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